March 15, 2010

Jones

Todas las miradas siguieron a Jones cuando entró al concurrido bar del centro. Todos lo conocían en aquel lugar y en cierta forma, le temían. Muchas eran las leyendas que circulaban acerca de este peculiar personaje: algunos decían que era un matón a sueldo, otros, un frío asesino que no dudaba en apretar el gatillo cuando las circunstancias lo ameritaban, los más, tenían la certeza de que cualesquiera fuese su ocupación, seguramente estaba afuera de la ley y la decencia.
Sin embargo, había algo acerca de Jones que no alcanzaba a generar el respeto que él hubiera querido, y que probablemente merecía. Es cierto que nadie se atrevía a sostenerle la mirada cuando recorría las oscuras calles de aquella zona de la ciudad, y que hasta los más "pesados" del gremio evitaban cruzarse en su camino, pero así y todo, no dejaba de sentir cierto desprecio burlón por parte de sus semejantes.
Tal vez no lo ayudase su aspecto. Era un hombre bajo y compacto que se afinaba hacia abajo, sus piernas delgadas parecían las de un tero, y si bien a primera vista era un poco regordete, debajo del eterno traje mal cortado no había otra cosa que fibra y músculo. Jones trataba de disimular su altura usando sombrero y unas botas texanas de buena calidad que contrastaban con el resto de su atuendo, haciendo aún más incongruente el resultado del conjunto.
Esa noche se acodó en la barra mientras sus ojos grises registraban a la concurrencia. El barman le acercó el consabido single malt sin una sola palabra de por medio y se apresuró a atender a otro cliente sediento. Como era costumbre, algunas chicas sonreían a los parroquianos con la esperanza de hacer unos billetes, o en el peor de los casos, de conseguir un par de tragos gratis. Observó como un sujeto pálido y flaco juntaba coraje y se dirigía hacia una de ellas, con tanta mala suerte que a medio camino tropezó y trastabilló desencadenando la carcajada de un grupo de borrachines de una mesa cercana. El pobre diablo palideció y salió de allí casi corriendo, seguido por las burlas de aquellos patanes. Un perdedor, como todo el resto, pensó.
Apuró su whisky y salió a la calle. Respiró el aire frío y húmedo y se sintió más viejo que nunca. Tal vez ya era hora de considerar el retiro. Tenía suficiente dinero como para comprarse una casa agradable en algún pueblo de la provincia y pasar el resto de sus días en forma tranquila y discreta; criaría canarios y quien sabe, quizás encontraría alguna mujer complaciente que le cocinara y le lavara la ropa. Se acostumbraría a una vida así? Probablemente no.
Un quejido proveniente del callejón interrumpió sus pensamientos. Sacó con cuidado la pequeña 22 que llevaba en el bolsillo y se acercó con sigilo. Algo se movía en el suelo entre la penumbra, y sin pensarlo dos veces, le tiró al bulto, más por rutina que por temor a las consecuencias de no hacerlo.
Era un perro... le había disparado a un perro. El escuálido animal lo miraba con ojos implorantes, y Jones pensó que lo más razonable era acabar con su sufrimiento, lo cual hizo metiéndole una sola bala en el cerebro.
Se limpió como pudo la sangre que lo había salpicado, guardó el arma y se arregló el sombrero ladeado. Prendió un cigarrillo, aspiró el humo picante, y carraspeó para aliviarse la garganta. Tal vez el retiro no fuera tan mala idea después de todo.
Definitivamente, se estaba haciendo viejo.

12 comments:

JorMig said...

Será posible, esta vez le tocó al perro.
Muy bueno, como de costumbre.

El 22 said...

Gracias Jormig :)

Gabriel said...

Qué bueno, Ale... Un lujo poder leer estos relatos...

El 22 said...

El lujo es tener comentaristas como vos, Gabriel...(si nos vamos a tirar flores, la hacemos bien o no la hacemos) :-)

Lorena said...

Ale
Me alegra que hayas incluido tus cuentos en este nuevo blog.
Besos

El 22 said...

Gracias Lore :)
Besos.

Fede said...

Buenísimo!

Saludos,
Fede

El 22 said...

Gracias Fede!

Mike said...

Pucha, yo que pensaba que blog nuevo, tematica nueva, y me encuentro otra vez con estos cuentitos...
Y para colmo, me siguen pareciendo geniales...
Como lo engañan a uno, che.
Me imagino que al menos el perro era un pitbull o un doberman...

El 22 said...

Era un Golden Retriever que acababa de salvar a dos huérfanos del fuego, Mike... :-)

Mike said...

Ah, esta bien... a esos perros mediaticos no los soporto.

FelipeSg said...

Hay que acusarlo con la sociedad protectora de animales..!!!
No da para más..

Eso si, el cuento valió la pena..

Pd. Sigo desatrasandome..