Desde hace algunos años se viene escuchando cada vez más acerca de la adicción sexual, un fenómeno que entre otros, parece aquejar a los famosos más que a nadie en el mundo.Aclaremos que esta adicción sí existe y afecta a mucha gente, y que ha crecido con el libre acceso a contenidos pornográficos, en particular en la Red.
Hasta ahí, todo bien. Lo que no me cierra del todo es que algunos tipos (porque en general son hombres) que hasta ayer eran considerados "normales", de golpe y porrazo se declaren adictos sexuales, exactamente un minuto después de haber sido agarrados in fraganti con una mujer que no era la legítima.
Donde se traza la linea entre el adicto y el atorrante, entonces? Es asombroso ver como estrellas de la talla de Tiger Wood, por ejemplo (entre muchos otros), pasan de ser infieles comunes y corrientes, a "víctimas" de la adicción sexual. Y como decía antes, esto parece funcionar mejor para los personajes famosos y adinerados que para el hombre común. Tiger se interna en una clínica para tratar su "problema", pide perdón, y seguramente se ahorra así unos cuantos millones en el juicio de divorcio. Porque está enfermo, el pobre hombre, vio?
A mi primo Cacho, en cambio, que en el barrio se lo conoce por ser un fiestero legendario y por voltearse hasta las estatuas del parque, no se le tiene la misma consideración. La última vez que la mujer lo encontró borracho en el cabarute, Cacho se armó de valor y le dijo:
- Vieja, me parece que soy un adicto sexual, como el Tiger. Necesito tratamiento!
Y el único tratamiento que recibió fue el del palo de amasar, que lo "curó" de su adicción por un par de semanas, es cierto.
Es Cacho una víctima incomprendida por la sociedad (y por su mujer en particular)? Es Tiger un atorrante que se escuda en una enfermedad ficticia? Puede realmente ser adicto sexual con esa cara? Es el adolescente onanista otro caso clínico al que hay que tratar? Demasiadas preguntas profundas para un simple mortal.
Lo que a mí me parece es que desde hace tiempo se vienen cambiando los términos con que se denomina a ciertos maleantes: los chorros se llaman cleptómanos, los asesinos no son asesinos porque en el momento de matar tuvieron un rapto psicótico, los que odian a los inmigrantes son xenófobos, los políticos tienen adicción al poder (y al dinero), etc, etc. Y no digo que ésto no sea cierto o válido, lo que me inquieta un poco es que al achacar cada acción nociva a un problema médico, hacemos al malo menos malo, y en cierta forma, lo justificamos un poco y lo victimizamos ante la sociedad.
Para cerrar el tema que motivó este post, propongo que los casos de adicción sexual hollywoodenses sean tratados por la Dra. Lorena Bobbit, van a ver que rápido se acaba la epidemia.
